Cuando el afterschooling Montessori nos hace cuesta arriba

Muchas veces recibo mensajes de seguidoras diciendo que sus hijos no están dispuestos a recibir presentaciones o a hacer actividades Montessori. Pero, a veces, el fenómeno es distinto. El afterschooling Montessori cuesta a nosotras, se hace cuesta arriba.  ¿Por que eso ocurre? ¿Cómo evitarlo?

Decidimos hacer afterschooling Montessori porque nos gusta, nos da placer, porque estamos de acuerdo con el método y acreditamos que darlo a nuestros hijos es darle una oportunidad. Hacer afterschooling no es solo enriquecer lo que un niño estudia en el colegio, es también relación familiar y vivir momentos que se registrarán en la memoria del pequeño para siempre. Lo primero que me mueve es eso, y la intención de despertar en Izan el gusto por aprender y a cultivar su curiosidad – algo que, por desgracia, a veces no se fomenta mucho en los colegios.

Estamos en 2019 y nuestra sociedad vive un momento de cambio importante en varios niveles, y muchos expertos ya han dicho que muchas de las profesiones que hoy existen irán a desaparecer y que nuestros niños deben aprender a ejercitar la creatividad, el desarrollo personal, la inteligencia emocional, entre otras habilidades que serán exigidas en el futuro. A día de hoy muchas escuelas aun no están preparadas para ofrecer esas habilidades, por eso es tan importante que nosotras, como madres (o como padres), les ofrezcamos la oportunidad de aprender de otro modo.

Pero por más que tengamos eso claro puede que haya días que no nos sintamos motivadas a hacer actividades o a presentar materiales. A mi ya me pasó, y sigue pasando, y me siento muy culpable en esos momentos. Pienso que estoy perdiendo el tiempo. En cima ahora Izan es mucho más receptivo a las presentaciones.

Cómo solucionarlo

La rutina es difícil. Trabajo fuera de casa, y muy lejos de dónde vivo, uso transporte público y tardo 90 minutos para ir y más 90 para volver. Cuándo llego, tengo de poner lavadoras, recoger la ropa, limpiar la cocina etc. También tengo el blog, que me toma un tiempo para escribir, cuidar de las redes sociales etc.

Como si eso no bastara, en cima tengo problemas de salud como hipotiroidismo y una anemia persistente que estoy tratando. A veces solo quiero estar en el sofá.

Imagino que no soy la única que vive esta situación, por eso voy a decir lo que he probado para combatir esos momentos:

Aceptar que no puedo en aquel momento. Todos tenemos un momento que estamos superados y lo mejor es escuchar al cuerpo. Entonces, aunque «no haga nada Montessori», lo que sí intento es que no afecte nuestra relación. Llamo a Izan para ver una peli en la TV conmigo, con unas palomitas, y solo de estar juntos echando unas risas o callados. Parece una tontería, pero siento que nuestros lazos no son afectados y que la próxima vez que le llame a realizar una actividad él estará más dispuesto.

Pedir ayuda No soy una wonder woman ni quiero serlo, en casa somos una familia de tres personas y cada uno tiene que hacer su parte para que funcionemos como equipo. Por eso, si Izan me dice «quiero jugar contigo», recuerdo que tengo tareas para hacer en casa y que si él me ayuda, pues terminaremos antes y podremos jugar. Suele funcionar bien. Entonces le pido que arregle sus juguetes, que ordene su cama etc.  Si pides a tus hijos que participen en las tareas de la casa, tendrás más tiempo para ellos.

Hacer un planing. Organizarse un poco puede ser muy útil, y con una hoja de papel o con una app del móvil (a mi me gusta mucho Trello), hacer una lista de las presentaciones que te gustaría hacer puede ayudar a crear motivación. 

Ejercitar la «negligencia selectiva», es decir, elegir algo que no se hará en aquel día para poder hacer otra. Hay veces que elijo entre limpiar toda la casa y cuidar del blog, o hacer una actividad con Izan. El día tiene 24 horas y un cuerpo no puede ocupar dos espacios a la vez. Hay que priorizar.

Recordar que en casa nunca será como en un cole y que tienes 6 años por adelante. Intenta relajar, no te exijas demasiado. El bueno de hacer Montessori en casa es que no tienes porqué hacerlo exactamente cómo en un colegio. Intenta buscar vuestro ritmo y sed felices. 🙂

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Alessandra Mosquera
nuestrosmomentosmontessori@gmail.com

Alessandra Mosquera es periodista, asistente Montessori AMI 3 a 12 años y educadora de Disciplina Positiva para famílias y maestros formada por la PDA. Vive en Madrid, España, hace 18 años con su marido Ernesto, su hijo Izan y Moon, su perro Jack Russell. Le encanta pasar las tardes viendo una película con sus chicos con una mantita y un bol de palomitas.

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