niño cerra los ojos por ser mojado con agua

Cómo puedo evitar de castigar a mi hijo

Esta es una pregunta que me llega muchas veces por las redes sociales. Es una preocupación constante y común. Todos ya sabemos que castigar no es bueno y tampoco eficiente. Ninguno de nosotros nos sentimos bien al castigar. Te gusta gritar a tu hijo, pegarle, dejarle sin hacer algo que a él tanto le gusta? Estoy segura de que no. Todas las madres y todos los padres queremos a nuestros hijos, sentimos un amor que no se puede describir en palabras de tan fuerte. Y, si alguna vez caímos en el castigo, es porque no sabemos hacer de otra forma, porque es lo que se espera de nosotros o porque estamos agotados.

Y esas son exactamente las claves para evitar los castigos. ¿Cómo te sientes en el exacto momento en que tu hijo hace/dice X que tanto te enfada a punto de castigarle? ¿Qué es que te pasa por la cabeza? Y también: ¿que había ocurrido antes de este hecho?

Pongamos por ejemplo que has estado todo el día trabajando, que tu jefe te ha echado la bronca por algo que consideraste injusto, o que un cliente se ha quejado de un trabajo que hiciste. Luego recuerdas tu saldo bancario y que todavía este mes te toca pagar el IBI, la calefacción, la cuenta de luz… quizás estés en el paro y ojalá pudieras quejarte de tu jefe. O entonces puede que no estés pasando por el mejor momento en tu matrimonio.

Es decir, ya hay un antecedente: estás pasando por una situación de estrés. Eso se queda en un rincón de tu cerebro allí, dando vueltas. Luego, llegas a casa. Y tu hijo ha hecho… (rellena aquí con algún comportamiento o acción que te vuelve loca).

Pues es como si una bomba estallara, y seguramente te enfadarás, gritarás y tal vez hasta le pegues, o le quites un privilegio (es decir, lo castiga). ¿Ves el mecanismo de causa y efecto?

La importancia del autocuidado

Está claro que siempre tendremos problemas y que muchas veces será muy difícil de lidiar con ellos, somos seres humanos, es lo normal. Pero puedes trabajar dentro de ti para que eso no te afecte tanto a punto de castigar a tu hijo. Es donde entra el famoso tiempo de autocuidado que tanto hablamos en Disciplina Positiva. Porque necesitamos tanto relajar, sea como sea, con meditación, mindfulness, running, escuchar música, hablar con una amiga… lo que tú necesites.

Puede que tú castigas a tu hijo porque no sabes actuar de otra forma, porque fue como tus padres, abuelos, profesores y todos los adultos que pasaron por tu vida hicieron contigo de pequeña. Es difícil evitarlo. Ahí entran las células espejo de una manera muy, pero muy fuerte. 

Intenta observar a ti misma cuando te enfadas con tu hijo. Que pensamientos vienen a tu cabeza, que sentimientos… es muy probable que encontrarás las mismas que tu madre o tu padre te decían, o algún otro adulto que fue muy importante para ti y que solía hacer lo mismo.

Puede que, cuando te des cuenta de eso, vuelvas a vivirlo. A mí me pasó. De repente me vi niña otra vez, en la casa de mis padres, y vi a mi madre delante de mí otra vez gritando el mismo discurso que había acabado de chillar a mi hijo. Mi primero sentimiento fue de vergüenza (vaya madre que soy, hago con mi hijo lo mismo que me hicieron a mí), el segundo fue de rabia a mi madre (por que me gritaste? por que me trataste así?) y el tercero, después de algún tiempo inspirando y expirando, fue el perdón (mamá, te perdono; tú no sabías qué hacer pero yo sí lo sé y voy hacerlo).

Es muy importante el momento que perdonamos  al adulto (o adultos) que nos han hecho daño en el pasado. El momento que comprendemos que ellos estaban tan perdidos cuanto tú estás ahora, y que seguramente si en su época hubiera la información que hay hoy, el hecho sería otro. No podemos borrar el pasado, pero en el momento que perdonamos, nos liberamos. Y es cuando podemos pasar a la acción. En este caso concreto, el próximo paso sería pedir perdón al niño y buscar una solución juntos.

El miedo a ser juzgada

La tercera razón muy común que castigamos es porque acreditamos que es lo que esperan de nosotros. Nuestra pareja, quizás nuestros padres o suegros, los vecinos que están asistiendo a la discusión con tu hijo, los desconocidos en el centro comercial que están mirando a tu hijo y a ti después de… (rellena aquí con el comportamiento o acción del niño que quieras). Una vez más es importante la auto observación. ¿Te das cuenta de que irás a castigar a tu hijo por miedo a lo que los demás dirán? Pues pregúntate: ¿por que es tan importante la opinión de esas personas para ti a punto de castigar a tu hijo, el ser que más quieres?

Para evitar los castigos, primero es importante que nos conozcamos a nosotros mismos y que comprendamos lo que sucede para que decidamos castigar. Cuándo tenemos ese trabajo hecho, ya tenemos medio camino recorrido, como decimos en mi tierra.

Por otro lado, tenemos el niño. ¿Qué será que ha provocado esta actitud suya que a ti tanto te enoja? ¿Por que él ha decidido hacerlo? 

En Disciplina Positiva, hablamos de la teoría del iceberg, buscar lo que está por detrás del comportamiento, que es la punta del iceberg, lo que nosotros vemos. Lo que está por detrás del comportamiento es la base del iceberg, que está debajo del agua. Estará cansado? Estará sintiéndose que no es llevado en cuenta? Quizás acredite que no es capaz? O será que está actuando por rabia y por venganza hacia ti?

También en DP hablamos de las cuatro metas erróneas de los niños, que merece un post especial solo sobre este tema porque es muy largo, pero voy resumirlo mucho, mucho, mucho diciendo que todos los niños que se comportan mal son niños desalentados, son niños que acreditan en algo que no es verdad pero en sus cabezas sí lo es. No es culpa de nadie, pero es necesario trabajarlo. ¿Cómo? Con amor, paciencia, con tiempo en familia, con mucha atención, con diálogo. Si hay algo que me gusta mucho de la Disciplina Positiva es la búsqueda de soluciones. 

Claro que no es rápido, es un aprendizaje. Es trabajo para mucho tiempo, quizás años. Pero es importante observarlo y hacerlo. Porque las relaciones con nuestros hijos serán más felices, porque ellos serán más felices, y tú también lo serás. Y lo más importante: porque así plantamos semillas de amor y respeto para el futuro.

¿Te ha gustado este post? ¿Tienes alguna pregunta sobre las alternativas al castigo? Escribe en comentarios y te contestaré. Y si crees que este post puede ayudar a más familias, no te olvides de compartirlo para que cada vez más personas conozcan a Nuestros Momentos Montessori. 

Suscríbete a la newsletter de Nuestros Momentos Montessori, y todas las semanas recibirás en tu buzón nuestras novedades y posts del blog:

Alessandra Mosquera
nuestrosmomentosmontessori@gmail.com

Alessandra Mosquera es periodista, asistente Montessori AMI 3 a 12 años y educadora de Disciplina Positiva para famílias y maestros formada por la PDA. Vive en Madrid, España, hace 18 años con su marido Ernesto, su hijo Izan y Moon, su perro Jack Russell. Le encanta pasar las tardes viendo una película con sus chicos con una mantita y un bol de palomitas.

4 Comments
  • Julia
    Posted at 09:39h, 10 abril Responder

    Me ha parecido una entrada muy interesante y de mucha utilidad para esos momentos en los que los padres andamos pedidos y no sabemos cómo afrontar algunas situaciones.

  • varelapma
    Posted at 14:03h, 10 abril Responder

    Excelente

Post A Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.