el dedo de maria montessori

El dedo de Maria Montessori

En los últimos siete años vivimos un boom Montessori. Muchas escuelas abrieron, así como servicios web, canales de Youtube, libros e incluso este blog que estás leyendo surgieron para transmitir el método y la filosofía Montessori en el mundo.

Eso es bueno, porque nunca tuvimos tanto acceso a la información y es positivo que se transmita algo tan transformador como Montessori. Sin embargo, tanta información causa un efecto que deberíamos evitar: seguir el dedo de Maria Montessori.

En el libro «Formación del Hombre», Montessori explica como todas sus descubiertas causaron revuelo en su epoca y como muchos no han comprendido su mensaje.

«Dejadme hacer una comparación clarificadora: cuando se señala a un perro, con el índice extendido, un objeto para que vaya a cogerlo, el perro mira fijamente al índice. Sería más fácil que al final el perro mordiera aquel dedo en vez de comprender que ha de ir, en la dirección que se le señala, a recoger el objeto. La barrera de los prejuicios actuaba del mismo modo. La gente veía en mí el índice indicador y terminaba por mordérmelo.»

Maria Montessori

Tantos años se pasaron y seguimos igual. Seguimos el dedo de Maria Montessori y no al niño, que era a quién ella nos había pedido que seguieramos.

En las redes sociales seguimos a su dedo

Si estás en las redes sociales sabrá como pululam publicaciones de las más variopintas sobre Montessori, muchas veces son contenidos que de montessorianos tienen muy poco o nada, personas que van cogiendo algo aquí y allí y hacen un «sofrito» de contenidos para conseguir seguidores y vender sus productos y servicios.

Pues son en las redes sociales donde más encontramos seguidores del dedo de Maria Montessori, especialmente en los foros, cuando compartimos una foto de nuestro hijo jugando con algún juguete de plástico o estruturado y aparece algun integrante del foro para criticar la foto, que justamente enseña a un niño, y critica a la persona que hizo la foto y la publicación diciendo que aquello no es Montessori y que aquel juguete de plástico no debería estar en una casa que se dice seguir Montessori.

O entonces cuando compartimos una foto de un trabajo que nuestro hijo realizó con algun material montessoriano, y por haber piezas dispuestas en el orden incorrecto, surge un comentario que, sin ningun respeto, afirma delante de todos que estén mirando aquella foto y leyendo los comentarios abajo, que aquella imagen enseña un error y tambien critica a la persona que compartió aquel momento con su hijo diciendo «no estás ayudando en nada a la comunidad con ese trabajo, solo causas confusión».

En ningun momento esas personas pensaron en el niño de la foto, o en el niño que hizo aquel trabajo retratado. Nadie pensó en la importancia que el juguete y el trabajo tuvieron sobre el niño. Solamente pensaron en criticar al adulto que compartió su experiencia, y que solo deseaba transmitir al mundo la alegria de su hijo.

El método Montessori, que para ella nunca existió

«Repito e insisto: no quiero crear un método de educación, no soy la autora de un método de educación… esto no es un método como los demás, pero es el principio de algo que debe crecer y que no debe nunca estar asociado a ninguna personalidad que pueda aparecer como un autor, pero solamente aliado a los seres humanos que desarrollan la libertad. Es la historia de la libertad y no es un recital de los pensamiento de un individuo».

Esas palabras de Maria Montessori que están en el libro «The 1913 Roman Lectures: First International Training Course» (tradución mía) fueron su defensa para decir que ella no había creado un metodo. Ella insistia que había descubierto el alma infantil. Sin embargo, su libro «El Método de la Autoeducación» fue traducido en Estados Unidos como «El Método Montessori» por presión de los editores.

Siempre los adultos, en su época y todavía hoy, tienen de decir que «es lo que dice el método Montessori», para dar fuerza a sus argumentos cuando defienden que, por ejemplo, los juguetes deben ser de madera y no de plástico (algo que Maria nunca dijo porque en su época no existían juguetes de plástico). Pero se olvidan de la lección principal de la doctora: «siga al niño».

Seguir al niño

Cuando ella decía que debíamos seguir al niño, lo que ella quería decir era que deberíamos observar al niño que tenemos delante para sacar las conclusiones de lo que él necesita, que está buscando, como está aprendiendo. Recordemos que el error en Montessori es visto como una oportunidad de aprendizaje. La guía no debe corregir cuando un niño usa mal un material. Lo que ella debe hacer es observar lo que él ha hecho para intentar descubrir que está de verdad buscando o por qué no ha logrado comprender el concepto del material.

Pero cuando vimos una foto en una red social de un niño jugando con un juguete de plástico, rapidamente criticamos que la persona que la publicó está haciendo un flaco favor a Montessori. No pensamos que el niño de la foto está aprendiendo con aquel juguete tampoco pensamos que el juguete es importante para el niño por alguna razón.

Esto es solo un ejemplo. Al largo de esos años acompañando las redes sociales vi mucho más. Con la mejor de las intenciones, defendemos lo que conocemos de lo que llaman «el metodo Montessori»; está bien criticar de una manera positiva lo que vemos. Por supuesto a mi también me incomoda cuando veo algo vendido como Montessori en las redes y que sé que no lo es. Pero a veces faltamos con el respeto al niño. Deberíamos pensar porque él está usando aquel juguete, porque él está manuseando el material de forma equivocada, y no lanzar piedras a la primera con «eso no es Montessori» porque tampoco ella tenía esa manera de ver.

Ella intentaba comprender. Y te invito a hacer lo mismo. La próxima vez que tengas ganas de comentar debajo de una foto o de un vídeo que el contenido no es Montessori, intenta observar la imagen con otros ojos. Observa al niño que está usando el material o el juguete. Nuestro deber es seguir al niño, no al adulto. Y tampoco al dedo de Montessori.

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Alessandra Mosquera
nuestrosmomentosmontessori@gmail.com

Alessandra Mosquera es periodista, asistente Montessori AMI 3 a 12 años y educadora de Disciplina Positiva para famílias y maestros formada por la PDA. Vive en Madrid, España, hace 18 años con su marido Ernesto, su hijo Izan y Moon, su perro Jack Russell. Le encanta pasar las tardes viendo una película con sus chicos con una mantita y un bol de palomitas.

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