01 May La importancia del silencio para los niños
Vivimos en una sociedad con tanto ruido, de coches, del televisor, en el restaurante… que nosotros adultos ya nos acostumbramos a ello, pero los niños, que llevan menos tiempo en el mundo, todavía no están y, así como nosotros también, no deberían resignarse a ello. El silencio es importante para nosotros, para conectarse con uno mismo, pero también por motivos de salud.
Está comprobado que niños que viven en ambientes con mucho ruido, por largas temporadas, pueden desarrollar problemas de habla y lectoescritura y aceleración de los latidos cardíacos. Si a nosotros nos incomoda un ambiente con mucho ruido, imaginad a los niños, que son mucho más sensibles.
Maria Montessori sabía de la importancia del silencio y por eso, en las escuelas Montessori, existe el Juego del Silencio, que consiste en estar en silencio absoluto, inmóvil, por algunos segundos o minutos. En esos momentos de silencio nos damos cuenta de como hay ruidos a nuestro alrededor y como es necesario criar a nuestros niños con más tranquilidad.
Cuantas veces estamos cercados de ruidos y lo aceptamos, por puro costumbre. En los centros comerciales, en los parques de bolas, en restaurantes (no hay nada más incómodo, para mí personalmente, que comer en un ambiente de mucho ruido), en medios de transporte. Quizás sea el precio por vivir en ciudades grandes. Si trabajas con niños, en escuelas, por ejemplo, ya habrás dado cuenta de cómo ellos son cuando están en ambientes de demasiado ruido y cómo se transforman cuando vamos a un ritmo más «slow», más tranquilo, sin apelar tanto a su atención.
A mí me gusta mucho escuchar música cuando estoy limpiando la casa, pero si estoy escribiendo prefiero el silencio absoluto. Consigo raciocinar mucho mejor, las palabras vienen de manera mucho más precisa a mi cerebro. También ya observé que, cuando apagamos la tele y quitamos todos los electrónicos de cerca, mi hijo trabaja más con sus materiales de artes, con LEGO, incluso puede coger un libro para leer.
Os aconsejo a probar en vuestras casas, apagad la tele y quitad los smartphones y tablets (podéis guardarlos en un cajón que no esté muy a vista, por ejemplo) por 30 minutos, o una hora. A mucha gente le gusta dejar la tele encendida solo para escuchar su sonido, sin estar pendiente de lo que transmite; apagad la tele. Si no tenéis el sistema de doble ventana, es recomendable instalar en las ventanas de casa, para que entre menos ruido de la calle.
Si observas que tu hijo, o tu hija, está en un momento de concentración, respeta. Baja el volumen de tu voz, o mejor aun, habla solamente si es necesario. No interrumpa su concentración.
Lo sé, es difícil. Fuimos educados de que el son es bueno y que el silencio es malo. Cuando no sabemos lo que decir, nos callamos. Cuando no hay nadie en casa y nos sentimos solos, que escuchamos? El silencio. Y también hay aquella conocida creencia de que, si los niños están en silencio, es que estan haciendo algo malo. Otro día estaba en el metro, y observé que la gran mayoría, quizás unos 90% de las personas a mi alrededor, tenían cascos en los oídos o sencillamente miraban la pantalla del móvil. No podemos estar conectados con el silencio nunca.
Tal vez sea interesante probar un pequeño ejercicio para volver a aprovechar el silencio. Observa a ti misma, en momentos en que esté sola, como por ejemplo, durante la ducha, o cuando estás preparando la cena, o conduciendo tu coche… no lo sé. Intenta buscar un momento en tu día en que estés sola y sin ruido (o con el menos posible). En este momento, para. No pienses en nada, no hables, no te muevas. Solo «escuche» a este silencio por algunos instantes. A principios puede ser por algunos segundos, después puedes aumentar para un minuto, dos minutos… si necesitas estar pendiente de algo, que sea de tu respiración. Observa como el aire entra en tu cuerpo y como sale, por algunos segundos.
Cuándo hacía psicoterapia cognitiva para tratar mi depresión, aprendí esa técnica y a veces aun la hago, porque es increíble cómo me siento mejor. Solo el acto de respirar en silencio, prestando atención el movimiento del diafragma, relaja muchísimo. Podemos también enseñarlo a nuestros niños y niñas de 6 a 12 años, especialmente si están pasando por un momento de mucho estrés, como la época de los exámenes escolares, por ejemplo.
Si este tema os interesa, os dejo algunos enlaces:
The Effects of Environmental Noise on Health
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Eva
Posted at 21:44h, 01 mayoHola. Soy Eva y estoy totalmente de acuerdo con lo que cuentas. Desde que nació nuestra hija apenas ponemos la televisión. Y ella se entretiene con libros y dibujando, etc. Yo he descubierto el minfulness y busco esos ratos de silencio cada vez más a menudo. Me sirve para vivir más tranquila aunque la ciudad en la que vivimos no ayude mucho. Me ha encantado el post. Gracias
Alessandra Mosquera
Posted at 23:28h, 01 mayomuchas gracias! un abrazo!
Olga María Dávila Alejo
Posted at 11:22h, 02 mayoBien día Alessandra. En casa nunca está la tele puesta. A veces pongo música para acompañar alguna actividad. Siempre hablaron bajito hasta que en algún momento parece que se tragaron un megáfono… Jeje. Lo relaciono con el momento de la escolarización. De hecho cuando llegan a casa la mayor siempre me dice que viene con la cabeza molesta por el nivel de ruido en clase. Y en ello estamos . En modular la voz en casa para poder escucharnos unos a otros. Porque sólo es posible si hay un cierto silencio. Un abrazo.
Alessandra Mosquera
Posted at 11:29h, 02 mayoClaro que sí! Un abrazo!