Estos días tuve unas pequeñas y bellas sorpresas con mi adolescente y decidí que tenía de compartir aquí porque quizás una madre o un padre de un niño pequeño o de 6 a 12 años está pasando por este blog y creyendo que nada cambiará, que la crianza siempre será algo imposible, que de nada vale educar con respeto, que los resultados no se ven.
Bueno, pues yo tengo un hijo de 14 años y medio. Descubrí Montessori cuando él tenía 2. Y hoy puedo decirte sin sombra de dudas que Montessori y la crianza respetuosa sí funcionan, sí valen la pena, y que pueden ser difíciles, pero sí, los resultados llegan.
Cuando nuestros niños son pequeños es tiempo de sembrar, de plantar y tener fe, de dar agua, abono, y toda nuestra dedicación a aquellos brotes. No sabemos en qué darán y si darán en algo.
Pero viene la adolescencia, y ahora no es tiempo de sembrar más. Es tiempo de cosecha.
Todo lo que plantaste al largo de 12 años aparece ahora. Los resultados surgen cuando menos lo esperas.
Una sorpresa antes de dormir
Mi hijo nació en diciembre. Siempre fue el pequeño del grupo. El niño inmaduro. Pero siempre, desde bebé, cuando llegaba el verano, cuando tenía «x años de edad y medio», era cuando pasaba por un salto de desarrollo. A veces ese salto era algo físico, como andar o hablar; a veces era algo intelectual, como hacer preguntas filosóficas o querer aprender de todo.
Ahora él es un adolescente y el salto de desarrollo está siendo en demostrar su personalidad. Sus actos, Sus valores. Sus gustos.
O entonces, cuando de repente te das cuenta de que algo que enseñaste allí atrás, cuando era aún muy pequeño, él sigue recordando.
Hace algunos días, mi hijo de 14 años me ha sorprendido porque estaba acostándolo, algo que llevaba meses sin hacer, y de repente él me pregunta:
«Mami, no me vas a preguntar?»
Y yo le dije: «preguntar qué?»
Y a lo que él me contestó: «ya sabes; una cosa buena, una cosa mala y una cosa difícil».
¡Nuestras tres preguntas antes de dormir! Nuestro ritual de la infancia, que pensaba que él se había olvidado.
Disfracé la emoción que sentía y le hice las preguntas, y él se parecía contento en contestarlas. La cosa difícil fue una partida de Minecraft con su amigo, la cosa mala no supo qué decir, y la buena fue «tú libraste hoy y has estado conmigo.»
Y tampoco había estado todo el día con él, nada de eso. Solo habíamos terminado de ver una serie juntos, antes de dormir.
A veces pensamos que los adolescentes no se importan más con nosotros, los padres. Pensamos que ellos solo quieren estar con sus amigos y que no somos más sus héroes.
Pensamos que ellos no sienten nuestra falta cuando estamos trabajando mucho, porque ya tienen sus amigos y sus cosas.
No tiene de ser así.
A veces pensamos que tantas noches en el pasado, en que nos controlábamos para no gritar, o para no dormir mientras estábamos leyendo un cuento o hacemos un ritual, son cosas que se quedarán allí, en el pasado.
No, no siempre.
Entonces cara amiga, o caro amigo que está leyendo esto, puedo asegurarte: Montessori y la crianza respetuosa sí que son importantes. Sí que valen la pena. No son una pérdida de tiempo. No son modas.
Porque forman a nuestros niños. Forman las personas en que se están transformando.
Si para ti es difícil controlar los gritos, si la paciencia te dura poco… calma. Tranquila. Respira tres veces.
Tú sí lo puedes. Todos lo podemos, si damos una oportunidad.
Si te cuesta mucho, puedo ayudarte, pero lo que quiero de verdad decirte es: vale la pena. Insista. No dejes ir la fe.
Verás como un día tu niño será un adolescente como el mio y como todo se ha encajado.
Espero que tengas un feliz verano. Seguimos juntos.