familia en la playa

Vacaciones de verano. ¿Cómo concilias?

¡Y ya estamos en las tan deseadas vacaciones de verano! Estábamos todos cansados y ya era hora de aprovechar un poco el tiempo en familia, los días largos, la playa, la piscina, el campo… ¿eh? ¿Estás diciendo que en tu casa los únicos a salir de vacaciones en este verano son tus hijos y te ríes del final de mi frase anterior? Sí, lo sé, fui irónica. Porque a nosotros tampoco nos toca estar 30 días seguidos con nuestro hijo en este verano (y que decir de los 75 del calendario escolar). Como muchas familias españolas, por desgracia.

Este año, al estar nosotros dos trabajando (y cómo dije el año pasado, eso no es para quejarse, es para estar agradecidos), mi marido y yo tuvimos que mirar el calendario y decidir cómo hacíamos. Y nos hicimos la gran pregunta que hacen muchas parejas españolas todos los años: ¿Salimos los dos juntos de vacaciones al menos unos días o no nos vemos, pero estamos más tiempo con el niño cada uno por separado? Al final decidimos por la primera opción. Pasaremos la primera semana de agosto los tres juntos en Portugal. Hace muchos años que deseamos hacer un viaje a tres a otro país, algo que mi marido y yo solo hicimos en luna de miel. Es verdad que cuando Izan era bebé fuimos a Brasil una vez, pero era por visitar mi familia y eso no es exactamente un viaje de turismo, si es que me entendéis.

Los demás días de vacaciones de Izan los repartiremos entre la casa de los abuelos (mis suegros), quince días en un campamiento urbano del ayuntamiento de nuestra localidad y algunos días que mi marido estará solo con él mientras yo estaré trabajando. En septiembre me toca una semana más de vacaciones que he pedido para estar con Izan mientras mis suegros se van a viajar, y mi marido tiene de currar. Así que al final hicimos un poco de las dos cosas, estaremos una semana los tres juntos, y luego una semana ellos sin mí, y otra semana Izan y yo, sin el papi.

En esas horas me da aún más ganas de ser autónoma para trabajar desde casa y poder estar más con mi hijo. En esta época del año, y en las vacaciones de invierno, es cuando más sufro por trabajar por cuenta ajena. Ya sé que muchos autónomos leerán eso y dirán que estoy loca, pero mi gran sueño de consumo no es un producto Apple, un coche o un viaje a las Maldivas. Es trabajar desde casa y poder estar más con mi hijo. El día que lo logre lo celebraré como si me tocara la lotería.

Sí es verdad que podré comer con ellos y bajar a la piscina un rato porque llego en casa del trabajo a las 15:30, pero no es lo mismo. Porque llego tan cansada (llevo tres horas en transporte público entre ir y volver) que muchas veces no quiero jugar con Izan o hacer alguna actividad con él, y es justo esta época en que él está más abierto para eso, al no tener deberes y exámenes.

Y eso que somos unos privilegiados, lo sé. Hay muchas familias en España que no pueden salir de vacaciones juntas ni siquiera una semana. Que tampoco pueden pagar un campamiento para sus hijos mientras trabajan. Y son obligados a dejar los chicos solos en casa, con la llave de la puerta principal, con el corazón en la mano deseando que nada de malo les pase mientras mamá y papá están trabajando para poder tener dinero para comer y pagar facturas.

Esta es la realidad de los niños de la llave, cómo contó este reportaje de El País de 2017. Madres y padres que no pueden conciliar vida familiar y el trabajo y no tienen una red de apoyo, algo que a cada día que pasa se hace más común en todas las partes, es una pena cómo estamos desconectando unos de los otros. Muchas veces son niños que no estan preparados aún para estar solos en casa y pueden sufrir algun accidente doméstico. Pueden consumir alcohol, alimentarse mal, pasar todo el día delante de pantallas sin ningún filtro.

Si la realidad de los niños de la llave ya es triste, qué decir de los padres que no trabajan y no pueden alimentar a sus hijos durante las vacaciones. Recuerdo cuando era niña y estudiaba en un colegio público donde conocí niños así, que venían a la escuela con hambre porque no tenían nada para desayunar y sus padres les enviaba al cole solo porque sabían que allí receberían un plato de comida. Nuestra merienda era unos macarrones asquerosos, que olían mal, lo recuerdo, pero ellos comían con voracidad. Ya en aquella época me preguntaba porqué existían niños y niñas de mi edad, que sentaban a mi lado en el aula, pero no tenían que comer en casa. Nunca pensé que fuera ver lo mismo en un país europeo, pero es así. Y a cada día son más, por desgracia.

De acuerdo con la ONG Educo, en España habrá más de 500 mil niños y niñas que este año no tendrán ni una comida completa este verano. Y es que hay 2,5 millones de niños en riesgo de pobreza y exclusión social. Quizás leyendo así te parezca algo lejano, pero puede pasar a cualquiera de nosotros. Nunca sabemos lo que el futuro nos reserva, por desgracia. Por eso el trabajo de Educo es tan importante. Con las becas comedor que promueven todos los años, muchos niños son beneficiados. Te invito que visites a su web para conocer su labor y como ayudan a familias que podrian ser tú o yo.

Acredito que el mundo cuida demasiado mal de los niños. Algunos más, otros menos, pero de una forma o de otra, ¡cuántos niños son maltratados por los gobiernos! Estamos en 2019 y cuánto nos queda. Como decía Maria Montessori, en su discurso para la UNESCO en 1947:

El niño es el ciudadano olvidado, y aún así, si los gobiernos y educadores reconocieran la fuerza increíble que hay en el niño, para bien y para mal, yo siento que ellos darían a la infancia la prioridad sobre todo el resto.

 

Este post participa del carnaval de posts promocionado por Madresfera. Muchas gracias Mónica y su equipo por traer a tona un tema tan necesario. 

Como siempre, espero tu comentario abajo, que lo leeré con mucha alegría y te contestaré con mucho cariño. Os deseo a todos un feliz verano, bien sea en casa, en la playa, en el campo, en la ofi… pero con muchos momentos de amor con vuestros pequeños y pequeñas.

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Alessandra Mosquera
nuestrosmomentosmontessori@gmail.com

Alessandra Mosquera es periodista, asistente Montessori AMI 3 a 12 años y educadora de Disciplina Positiva para famílias y maestros formada por la PDA. Vive en Madrid, España, hace 18 años con su marido Ernesto, su hijo Izan y Moon, su perro Jack Russell. Le encanta pasar las tardes viendo una película con sus chicos con una mantita y un bol de palomitas.

2 Comments
  • Silvia
    Posted at 00:10h, 27 junio Responder

    Pues sí, tienes suerte igual que yo. Puedo estar con mi hijo casi todo el tiempo e incluso a veces puedo trabajar con él… Y ese es mi sueño también pero es tan difícil… Espero que lo paséis genial en Portugal, seguro que nos cuentas muchas cosas por Instagram y por aquí (que es por donde te sigo). Gracias por todo

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