15 Oct Los profesores y el castigo
Ayer recibimos una notificación de uno de los profesores de Izan. Decía que él había recibido un punto negativo porque «estaba sin atender a la clase». Vamos, que no estaba pendiente. En ese mismo día supimos que un compi de Izan, que es un excelente alumno, había recibido también un punto negativo del mismo profesor. El motivo: no había hecho los deberes. Ese mismo niño, que siempre los hace, pasó una semana en casa porque estaba enfermo y sin condiciones físicas de estudiar.
Ya lo sé que esa práctica es común en toda España y en muchos otros países, que es un trazo de la escuela tradicional, y más cuando hablamos de profesores de la «vieja escuela», es decir, que no se han modernizado y tampoco lo desean hacerlo. Sé que no voy cambiar el sistema sola, pero tengo esperanzas de que juntos, todos que estamos en contra de eso, podamos un día cambiarlo.
Izan me dijo que tuvo de escribir no sé cuántas veces «debo atender a la clase» en su cuaderno como castigo. Vamos, la famosa escena de Bart Simpson escribiendo en la pizarra en apertura de los Simpsons todavía ocurre en 2019. Yo también una vez me mandaron escribir 100 veces «no debo conversar». Recuerdo que aproveché el castigo para hacer un ejercicio de caligrafía: a cada línea escribía con una caligrafía distinta para ver cual más me gustaba. Y, por supuesto, seguí conversando en la clase.
Me pregunto que lleva un profesor de 2019 seguir con ese castigo absurdo. De verdad él lo cree que mandar un niño escribir x veces «atiendo en clase» hará con que él la atienda? No sería más fácil que él realizara un examen de consciencia y pensara «por que será que a mis alumnos no les gusta mi clase? por que no la atienden?» Alguna vez se la ocurrido que la razón es por que es aburrido, por ejemplo?
No sé, pero cuando realizo un trabajo por un tiempo más o menos largo y no obtengo el resultado que deseo de mi público, lo que pienso es que puede que esté haciendo algo mal. Será que él nunca se preguntó lo mismo? Le gusta enfadarse con los niños, gritar, sentir el corazón acelerado, la presión arterial subiendo y castigar?
Yo creo que la profesión de profesor es una de las más estresantes que existen, una de las más difíciles y que te agotan mucho psicologicamente. Pero también es una de las más bonitas y con más responsabilidad. Un profesor toca el alma de un niño. Y tiene el poder de construir un ser humano maravilloso, pero también de destruirlo.
En mi vida tuve muchos profesores. La mayoría de ellos fueron mediocres. Algunos pocos, fueron muy buenos y los recuerdo con cariño. Pero, por desgracia, el número de malos profesores es mayor. No puedo ver un balón de voleyball del trauma que tengo de mi profesora de educación física que tuve de adolescente y me hacía bullying. Y doy las gracias a todos mis profesores de matemáticas que me hicieron odiarlas y sufrir por años con algo que no conseguía comprender. Uno de ellos dijo una vez: «el día en que vosotros (mis compañeros de clase y yo) lleguen a la universidad ya estudiarán lo que les plaza, hoy toca estudiar esto». ¿Por que es más fácil herir?
En Disciplina Positiva decimos «quién ha tenido la absurda idea que, para que un niño se porte bien, primero tiene que sentirse mal». En Montessori, se hace hincapié al futuro profesor durante su formación sobre la responsabilidad que tendrá en manos. Maria Montessori escribió capítulos y capítulos para los futuros profesores en sus libros, creo que en todos que leí había al menos uno, hasta el «El Niño en Familia», que es destinado a los padres, hay un capítulo para el profesor. Porque tocar el alma infantil es una responsabilidad enorme. En el caso de los chicos de 6 a 12 años, ella les decía: «no basta amar al niño, hay que amar al Universo». Los profesores de Taller (el ciclo de 6 a 12 años en los colegios Montessori) tienen de tener un gran bagaje cultural y, así como los de todos los otros ciclos, ver en el niño un ser humano capaz y digno de respeto como todos los demás, el futuro Mesías, como decía la doctora.
Si un niño no atiende a la clase, es posible que:
- el ritmo sea aburrido, necesitamos buscar una nueva técnica para mantener la atención de los niños. Por que no explicar como si contáramos una historia?
- los niños necesitan moverse, una necesidad de los chicos de esa edad que no podemos obviar. Y si hacemos una actividad física antes de la clase?
- la manera que explicamos es difícil de comprender. Y si partimos la explicación en tres partes?
- el niño no atiende porque quiere hablar con sus compañeros. Por que no dirigir esta necesidad pidiendo al niño que haga una ponencia delante de la clase?
Esas son algunas soluciones montessorianas para los profesores de niños de 6 a 12 años. En el caso del niño enfermo, por supuesto que es un castigo totalmente absurdo, exigir que un chico que está malo hacer los deberes es algo sin sentido.
La verdad es que todos los castigos son absurdos y no son necesarios. Son una falta de respeto a cualquier niño. Recurrimos al castigo cuando no sabemos qué hacer y tampoco tenemos ganas de pensar en otra alternativa. Porque son mucho más fáciles ,y en cima, como somos muy orgullosos de ser adultos, nos sentimos «todopoderosos» después de aplicarlos. Sin embargo, el niño no ve al adulto que castiga como un todopoderoso; le ve como un tirano, un déspota, un ser despreciable, que no merece su respeto y mucho menos su cariño. Para que un niño aprenda, es necesario llegar a su corazón y un niño castigado cerra su corazón al que castiga. El niño obedece al Adulto Admirable, aquel que no solo no utiliza de castigos, como también sabe cómo llegar a su alma, cómo emocionarle, cómo amar al conocimiento, cómo ser un ejemplo a ser seguido. El niño ve el Adulto Admirable y piensa: «wow, quiero ser como él». Le admira. Y le sigue.
Espero que un día todos los profesores piensen «cómo puedo ser admirado por mis alumnos» en lugar de «cómo puedo ser temido por mis alumnos». Porque, mientras haya los que piensan de la segunda forma, seguiremos siendo subyugados al opresor.
La primera idea que un niño necesita tener es la diferencia entre el bien y el mal. Y la principal función del educador es cuidar para que él no confunda el bien con la pasividad y el mal con la actividad. (Maria Montessori)
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Eva
Posted at 13:29h, 15 octubreTotalmente de acuerdo. A ver si haces reflexionar a algún profesor que siga utilizando el castigo y no se esfuerza en hacer las clases más amenas. Fijate, yo no tengo recuerdo de ningún profesor que me hiciese amar la asignatura, ni siquiera en la facultad. Que triste
Marisa
Posted at 14:12h, 16 octubreTienes más razón que un santo :-). Lamentablemente abundan los profesores así, pero también afortunadamente la cosa va cambiando aunque poco a poco.
Creo que los padres también tenemos nuestra parte de responsabilidad ahí en el sentido de cuando suceden esas cosas en lugar de callarnos y dejarlas pasar hablar con los profesores, ponerles de manifiesto nuestra opinión al respecto desde el respeto y haciéndoles ver que hay otras posibilidades como bien indicas tú. Creo que muchas veces pensamos que no va a servir de nada, pero si no hacemos nada jamás conseguiremos que pase nada distinto.
Tengo una amiga que a principio de curso se apuntó al AMPA del colegio al que van sus hijos y este lunes nos decía que había hecho una propuesta para formar en Disciplina Positiva a profes y padres y que tenía que presentarla ante el consejo escolar y el martes nos dijo que la habían aprobado y toda la escuela se iba a formar en Disciplina Positiva. Con ilusión se consiguen cosas, no siempre, pero sí muchas y creo que merece la pena el motivo por el que lo hacemos para que por lo menos lo intentemos y no caigamos nosotros en la pasividad que tanto criticamos de los profesores.
Un beso enorme y muchas gracias por tus posts.
Alessandra Mosquera
Posted at 14:15h, 16 octubreGracias a ti! Ojalá logremos cambiar las cosas!