12 Jun Perros y Montessori

En casa somos muy «perreros». Nuestro labrador retriever Pancho está con nosotros hace 12 años, y M. , el perro con que mi marido trabaja, ya lleva casi tres con nuestra familia. Vivir con una mascota es uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos y podemos enseñarlos a cuidar y a relacionarse con ellos también basándose en Montessori.

Cuando Izan nació, preparamos a Pancho para recibirle, y nunca impedimos que él se relacionara con el niño. Siempre fueron amigos, era muy tierno verlos juntos, cambiando caricias o juegos. Y una vez que Izan ya era mayor, pues le enseñamos a alimentar a su hermanito de cuatro patas, a peinarlo, a sacarlo con nosotros, a ayudarnos a hacer sus curas (por desgracia Pancho tiene una tendencia a tener heridas) y hasta a pedir algunos comandos, ya que somos adiestradores (mi marido es profesional y yo, amadora).

Aprender a relacionarse con el animal

Cuidar de un animal de compañía no es solamente un ejercicio de vida práctica, en mi opinión. También veo como gracia y cortesía, la categoría en Montessori donde el niño aprende a como tratar a los demás y a vivir en sociedad. Lo digo porque el niño está aprendiendo a como relacionarse con un animal que vive con él, que es uno más en la familia. Aprende que no se puede tirar de la cola o de las orejas, porque él siente dolor, y también merece ser respetado. Aprende a no despertarlo cuando está durmiendo, a recoger sus excrementos en los paseos, a cómo relacionarse con él basado en educación canina.

Aparte de eso, Montessori también puede ayudar al niño a aprender más utilizando el animal de compañía como herramienta. Lo mejor es observar al niño para encontrar oportunidades.  Por ejemplo, cuando Izan era bebé, y estaba en pleno periodo sensible del lenguaje,  su primera palabra no fue mamá, tampoco papá. Fue pupu, que era cómo él se refería a Pancho.

Los perros pueden ser usados como herramienta de lenguaje también a la hora de conocer vocabulario (patas, orejas, cabeza, manto etc), biología (animal mamífero, doméstico…), geografía (razas típicas de países) etc.

Perro Montessori

A mi me encanta cuando Izan está trabajando y Pancho decide entrar en su habitación y tumbarse a su lado. Parece que también desea participar de la actividad. A Izan también le gusta tenerlo como compañero y ya he notado que, cuando están juntos, él se concentra más en lo que está haciendo.

No es de se extrañar. Ya está probado que los animales ejercen una beneficiosa influencia en los niños a la hora de hacer actividades, como por ejemplo, leer.

Caso tu hijo esté aprendiendo a leer, es una buena idea pedirle que lea para el perro. Es algo que les gusta mucho a los niños, porque los animales no emiten juicios y ellos se sienten más cómodos y libres para leer.

Los perros pueden ser muy beneficiosos para los niños. Tener uno en casa puede  prevenir alergias, desarrollar el sentimiento de responsabilidad, aumentar la autoestima e incluso a prevenir otitis, como dice este artículo de 20 Minutos.

Tengo un sueño de un día tener una escuela Montessori con un perro siempre presente en el ambiente, junto con los niños, de la misma manera que en algunos hay peceras o terrarios. Creo que sería increíble, que los resultados serian fantásticos.

Una vez, en un grupo de Facebook de guías y asistentes AMI de otros países, conocí a algunas que tenían perros de terapia en sus ambientes y dijeron que la experiencia fue maravillosa. Acredito que si Maria Montessori hubiera tenido tiempo, uno de sus estudios habría sido la relación entre niños y animales en el ambiente escolar. Estoy segura de que a ella le encantaría la terapia con animales, como científica que era.

Consejos finales: Perros y Montessori

Si tienes un perro, ¿por que no dejarle participar del ambiente y del trabajo Montessori? Te invito que lo pruebes. Los animales saben cuándo estamos realizando un trabajo y se comportan de manera muy formal en esos momentos.

Si es un cachorro, es importante que primero lo eduques para que él pueda respetar el material y no lo coja para morder. Pero, si es adulto, y está educado, es casi seguro que se tumbará con vosotros para asistiros.

Pero si no tenéis un animal en casa, recuerda que ellos requieren responsabilidad y cuidados. Quieren ser amados y estar cerca de su familia humana, ellos necesitan saber que son parte de ella.  Si vuestra familia no está preparada para eso, es mejor no tenerlos.

Sin embargo, si estáis convencidos de que sí tenéis las condiciones y la disposición para traer uno de ellos a vuestra casa, que podéis dar amor a esos fantásticos seres, seguro que viviréis una historia muy bella juntos. 

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