¿Consecuencias lógicas o castigos?

Es muy comun escuchar a madres y padres amenazar a sus hijos de que «¡si haces esto (algo que no es deseado), habrá consecuencias!». Pero ¿estarán esos padres siendo exactos al hacer esta amenaza? De verdad que ¿habrá una consecuencia lógica en relación a la acción del niño? ¿No sería mejor decir que habrá un castigo?

Las redes sociales y el pensamiento colectivo actual nos dejan muy claro de que no debemos castigar a los niños más. Fue el tiempo en que castigar los niños era algo bien visto por la sociedad, afortunadamente. El castigo no es beneficioso porque afecta la conexión familiar, reduce la autoestima, no enseña habilidades de vida, crea un sentimiento de venganza contra el adulto entre otros motivos. Pero muchos padres no saben qué hacer cuando sus hijos tienen una mala conducta. «Si no puedo castigar, qúé hago entonces?», es lo que muchas veces dicen.

De ahí que viene la amenaza de «habrán consecuencias», porque suena mejor que decir «te voy a castigar», aunque la verdad es que son sinònimos en esta situación. Pero ¿que es una consecuencia?

La consecuencia natural

Imagina que tu niño decide salir de casa sin llevar abrigo. Tú le dijiste varias veces que hace frio fuera de casa pero él «quiere hacer lo que le da la gana». No es exactamente eso que pasa, los niños de 6 a 12 años viven un sentimiento de moral y un deseo de libertarse de los adultos dentro del aspecto intelectual que puede ser confundido con «querer desafiar».

Bueno, seguimos que hoy estamos hablando de Disciplina Positiva y no de Montessori :). El niño acaba saliendo de casa sin llevar abrigo y, como fuera de casa la temperatura es mucho menor, acaba sintiendo frio. El hecho de sentir frio es una consecuencia natural relacionada al hecho de que él no está abrigado. Es algo que ocurre sin la intervención de nadie, es pura causa y efecto. A eso llamamos consecuencia natural.

Muchos padres y madres dicen que solo debemos educar a los niños con base en las consecuencias naturales, pero eso es imposible, ya que existen ocasiones en que eso puede colocar en peligro la vida del niño (¿tú dejarías que tu hijo viviera la consecuencia natural de cruzar una avenida transitada sin sujetarte de la mano?). Tampoco funciona cuando la consecuencia natural puede tardar meses en ocurrir, como por ejemplo el caso de un niño que nunca cepilla los dientes y decidimos dejar que viva la consecuencia natural de vivir un dolor de muelas para aprender.

La consecuencia lógica

Tenemos el segundo tipo de consecuencia, la lógica, que es la que nosotros como adultos decidimos colocar en los niños cuando ellos no nos obedecen o deciden hacer algo que no queremos. Pero solo decir al chico o a la chica que «habrá consecuencias» no es suficiente para decir que estamos utilizando las consecuencias lógicas como medida educativa porque, para que tengamos una consecuencia lógica de verdad, es necesario cumplir con algunas condiciones, que son:

1. Es necesario que, antes de aplicar las consecuencias lógicas, el niño sea informado previamente de qué ocurrirá en caso de que ele haga aquello que sus padres no quieren. Por ejemplo, digamos que tenemos un hijo que deja siempre su habitación sucia. Entonces podemos llamarle para una charla y decirle: «Mira, cariño, a partir de hoy si ensucias tu habitación, deberás limpiarla». Limpiar la habitación en este caso sí es una consecuencia lógica. Pero el niño debe ser informado, antes de ensuciarla, que deberá limpiar en caso de.

2. Debe ser respetuosa con el niño y también con el adulto.

3. La consecuencia debe estar relacionada con la acción que la generó. Por ejemplo, limpiar sí está relacionado con el acto de ensuciar. Quedar sin la tablet por una semana no está.

4. También debe ser razonable. Si el niño ensucia la habitación, él deberá limpiar la habitación, y no la casa entera.

Si la consecuencia lógica que hemos elegido no cumple con esas cuatro condiciones, entonces lo que tenemos es un castigo.

¿Por que? Porque el niño vivirá la experiencia con el sentimiento de que no está siendo llevado en cuenta, de que está siendo desrespetado y que sus padres están vengandóse de él. Y cuando eso ocurre tenemos la semilla de la lucha de poder germinada, y luego la relación entre padres e hijos se vuelve muy difícil.

La búsqueda de soluciones

¿Por que tenemos de controlar a nuestros hijos siempre?

¿Por que nos cuesta tanto confiar en el niño?

¿Por que tenemos de sentir que estamos por en cima de esta relación, que somos quién mandamos, y que cabe a los niños obedecer sin rechistar?

Jane Nelsen nos dice que dejó de aplicar las consecuencias lógicas con sus hijos cuando se dio cuenta de que era casi imposible cumplir con las cuatro condiciones. Es muy fácil caer en el castigo cuando queremos educar con base en consecuencias lógicas porque es una invitación al conflicto, en muchas ocasiones.

Lo que los niños necesitan, y especialmente los que están en la etapa de 6 a 12 años, es sentir que sus padres confían en ellos. Necesitan estar seguros de que son amados de manera incondicional. Pero, en muchos casos, los niños creen que sus padres les quieren solo si comen toda la comida, si limpian sus habitaciones, si sacan buenas notas etc.

En lugar de dar mil vueltas para pensar en una consecuencia lógica que no falle, lo que te sugiero es llamar a tu niño para una charla sincera, decir como te sientes, explicar la situación que estais viviendo y pedir que busque una solución contigo. Los niños son capaces y quieren buscar soluciones con sus padres.

Cómo podemos buscar soluciones juntos

Te propongo buscar una solución para este problema que estéis viviendo en casa en familia. Podéis hacer una reunión familiar. O puedes llamar a tu hijo para una charla entre vosotros dos, con tranquilidad, sin gritos, como si estuvieras hablando con un compañero de trabajo.

Cuando damos la oportunidad a los niños de buscar una solución, nos damos cuenta de que tienen muchas ideas y que quieren ser útiles.

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Educar en positivo es posible, puedes dejar el castigo de fuera de vuestra família para siempre.

Alessandra Mosquera
nuestrosmomentosmontessori@gmail.com

Alessandra Mosquera es periodista, asistente Montessori AMI 3 a 12 años y educadora de Disciplina Positiva para famílias y maestros formada por la PDA. Vive en Madrid, España, hace 18 años con su marido Ernesto, su hijo Izan y Moon, su perro Jack Russell. Le encanta pasar las tardes viendo una película con sus chicos con una mantita y un bol de palomitas.

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