01 Ene Feliz año nuevo 2023!
Como ya es tradicional en Nuestros Momentos Montessori, escribo el primer post del año en el primer día del año, para desearles lo mejor y también para hacer balance del año que ha terminado.
El año 2022 fue un año bueno para mí. No significa que fue fácil, de manera alguna. Pero fue un año generoso, creo que hacia mucho tiempo que no aprendia tanto en un año, que no hacia tantas descubiertas sobre mi misma y tantos avances.
Un sueño realizado y duro de ser continuado
Empecé a emprender en septiembre de 2021 y como solo fueron cuatro meses la prueba de fuego vino al año siguiente, y 2022 fue el año de emprender de verdad y de llevar una bofetada de realidad. Siempre supe que sería difícil, pero no que sería tanto. Ahora veo que llego tarde al mercado, que si hubiera empezado en 2017 o en 2018 habría sido muy distinto, pero no fue posible. Fue posible ahora y llego tarde, se nota.
Hubo momentos felices, mensajes de agradecimiento y testimonios muy bonitos que me hicieron llorar de emoción y creer que todo había valido la pena. Pero también hubo desprecio, personas que no han valorado mi trabajo, revelaciones de alguna compañera que me han dolido, lanzamientos de cursos que acabaron por no concretizarse… y muchos momentos en que pensé «que estoy haciendo aqui?». Momentos en que pensé que era mejor desistir, vender todo, volver a mi trabajo a cuenta ajena y transformarme en una madre incógnita más.
Pero tras dormir y consultar con la almohada volví a recuperar los ánimos y a insistir. No solo por amor a los niños o a Maria Montessori, no solo por mi ideal, pero por mí misma y porque acredito que es importante transmitir a mi hijo que en esta vida hay que luchar por tus sueños. Mis padres nunca me enseñaron eso, al revés, me decían que la vida era dura y que esa historia de que los sueños se realizan era mentira. Tengo la obligación moral de probar que estaban equivocados.
Mi excedencia termina el 01/09/2023 entonces tengo todavía nueve meses para emprender y tomar una decisión: volver a trabajar o seguir emprendiendo. Soy franca, el cuadro no pinta favorable. Emprender es mucho más caro que imaginaba, hay que pagar impuestos, tasas, proveedor de hosting, publicidad en redes sociales, profesionales que te ayuden a renovar la web, a hacer una página para ayudar a vender… en 2018 uno podía hacer todo y llegaba a su público, pero ahora no basta con trabajar tú con contenidos, cursos etc, es necesario pagar a alguien que te ayude con el tráfego, con las campañas de publicidad… y competir con las personas que pueden pagar eso cuando tú no puedes es una competencia injusta. Ahora entiendo los dueños de librerías de bairrio que compiten con Amazon.
La bofetada de realidad
Darme cuenta de eso, de que no podría competir con algunas compañeras y compañeros que sí pueden invertir en esos apoyos, fue una bofetada en mi cara, una bofetada de realidad. Es como querer correr con atletas olímpicos, es imposible, no ganarás, no tienes los mismos recursos.
Cuando me di cuenta de eso también fue una liberación, paradoxalmente, y desistí de pagar campañas de publicidad. Fue cuando me recogí y pensé en las razones que me habían llevado hasta aquí, recordé mis principios, cuando no ganaba nada de dinero pero sí me sentía más feliz porque realizaba un trabajo de acuerdo con mis valores, escribía lo que queria y como queria, y no con la intención de convencer a alguien.
Así que tengo nueve meses para continuar emprendiendo. Decidí que voy vivirlos con amor y no con miedo. Dejo soltar. Quiero hacer lo que todavía no hice: cursos presenciales. Quiero estar más con mi hijo, porque en 15 meses de excedencia solo trabajé y no estuve con él.
Fueron 15 meses de tensión, estrés, y muy poco de goce. Decidí dejar mi trabajo y empezar a emprender para vivir un sueño, tener más tiempo con mi hijo, hacer lo que me gustaba, y al final lo que estoy haciendo es trabajar más que antes, tengo menos tiempo para mi hijo, y hice muchas cosas que me gustan pero muchas otras que no me gustan nada a punto de no reconocerme más.
Como podéis ver este post está siendo un desahogo muy quemado, pero quería ser sincera y dejar registrado aquí, en este post tradicional de año nuevo, un balance sin tapujos del año que termina. Me enseñaron que ese tipo de cosas no se dice, no se comparte con tu público, que no es profesional hacerlo, pero siempre fui transparente y así quiero continuar siendo.
Nuestros Momentos Montessori del otro lado de la pantalla
Mientras estaba ocupada con lanzamientos, cursos, asesorías, lives etc, los días fueron pasando, las semanas, meses… y el afterschooling con Izan terminó. Terminó como un pajarito, que se va dormir y no se despierta.
Creo que la última vez que trabajamos algo de Montessori fue cuando grabé el vídeo sobre gramática. Después que terminamos, Izan quiso usar los materiales de división. Y tras ese día, nunca más.
La escuela, los exámenes, deberes, las actividades extraescolares, los videojuegos, la adolescencia que se acerca fueron tomando cuenta de todo. Y también tuve mi responsabilidad, por supuesto, usando mi tiempo más para trabajar que para estar con mi hijo. Ya sabéis, no voy a mentir.
A veces surge algún amago, cuando él busca los materiales para hacer slime, cuando pide para leer para él, cuando estamos asistiendo una película y surge una conversación… pero ahí se queda todo. Él se queja, me dice «mami, solo estás en el móvil, no haces nada conmigo». Y tiene razón. Solo estoy trabajando, pensando en un nuevo post, un nuevo video, en un nuevo curso online…
Izan acaba de cumplir 12 años y está en primero de la ESO, eso significa que la adolescencia está a la vuelta de la esquina, pero aun queda un poquito de infancia y quiero aprovechar esos últimos momentos, no quiero decir un día que todo terminó porque trabajaba demasiado y no le daba atención.
Tenemos muchos materiales aun para trabajar, muchas actividades a hacer. Tengo cursos comprados que no terminé de asistir, Quiero aprovechar esos últimos momentos para vivirlos.
Las conquistas de 2022
También hubo conquistas en 2022: volví a formarme con Marisa Moya en enero, llegué a aproximadamente 400 familias de lengua española y portuguesa con mis cursos gratuitos y de pago, y lo mejor de todo: publiqué un artículo sobre adolescencia en el periódico El Pais, el mayor de España y uno de los mayores del mundo.
Para mí publicar en El Pais fue la realizacion de un sueño, un sueño que llevó casi 25 años en concretizarse y ya habia dado por perdido. Para mí fue el momento más bonito, más emocionante. Leer otra vez mi nombre firmando un artículo periodístico después de 18 años fue como alcanzar la luna.
Esta experiencia también me ayudó a pensar en mi trabajo en Nuestros Momentos Montessori y en como estaba llevando mi proyecto. Me ayudó a tener las ideas más claras sobre lo que quiero.
Los planes para 2023
Para 2023 lo único que pido es salud y fuerza para continuar. Quiero continuar, aprovechar esos nueve meses últimos de excedencia para continuar con mis formaciones, tanto online como presenciales, quiero escribir un libro, empezar un podcast, estar más con mi hijo, estudiar más y volver a mis orígenes de transmitir Montessori como ciencia, no como una manera de decorar la casa o como un par de actividades chulas para entretener a los niños y hacer fotos para Instagram.
Quiero conocer más montessorianos, me gustaría entrevistar personas que están haciendo cosas maravillosas por el mundo afuera. Hay gente llevando Montessori a la comunidad negra, otras que están visibilizando la comunidad LGTBI, otras que decidieron actuar y llevar Montessori a todos los niños con sus proprios medios, sin esperar que un gobierno les diera permiso, y hay algunas que están visibilizando los niños con TDAH, TEA, AACC, dislexia con Montessori.
Hay tantas iniciativas increíbles ocurriendo que son tan mayores que esas publicaciones de siempre que encuentras en las redes sociales… no venden, es verdad, no son «instagrameables», la gente no paga por ver… pero son maravillosas y muy importantes para la infancia y la sociedad.
Me gustaría terminar mi aventura como emprendedora dando voz a esas personas para que otras las conozcan y, quién sabe, sentirse inspiradas para imitarlas.
Para mí, eso es Montessori. Es el más puro Montessori.
Este año no colocaré el top 5 de posts más leídos del blog porque, como he cambiado de hosting en septiembre, pues los números en Google Anlytics son solo de septiembre a diciembre.
Pero te deseo un muy feliz año nuevo, a ti y a toda tu familia, especialmente para tus niños. Que este año de 2023 haya menos adultocentrismo, más niños acompañados, respetados y más adultos que sepan como guiarles.
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